La brecha de género ideológica cada vez es más amplia. Al mismo tiempo, llevamos años lidiando con el aumento del fenómeno incel (involuntary celibate, o célibe involuntario en español), pero no ha aparecido una relación clara entre estas dos tendencias en auge. Para entender qué posibles implicaciones poseen estas dos caras de la misma moneda, habrá que empezar por definir qué son exactamente y cuáles son sus posibles nexos de unión. De camino, habrá que resolver algunas falsas creencias como que los incels son exclusivamente de derecha radical o que la brecha de género no es tan relevante. 

Sobre la brecha de género.


No haría falta acudir a datos o encuestas para aceptar la idea de que los hombres y las mujeres cada vez estamos más divididos. El día a día en redes sociales, las intervenciones políticas o el contexto social en el que nos desenvolvemos dan ya buena cuenta de ello. Aun así, las cifras de las encuestas en España no dejan lugar a duda. 

Cordero et al. (2025)

En el resto de Europa, la situación es más o menos parecida. Cada vez, los hombres se pasan más a la derecha sin que las mujeres repliquen esta tendencia o, en todo caso, se desplazan un poco más a la izquierda. Mientras que unos llevan años desplazándose de forma constante hacia la derecha, el hecho de que las mujeres sean hoy más de izquierdas es algo que ha comenzado hace más bien poco.

Históricamente, cuando las mujeres fueron ganando el derecho a voto a lo largo del s. XX, la situación era la contraria. Fueron los partidos democristianos los que se vieron beneficiados del sufragio femenino. En este caso resulta que la mujer educada en los valores tradicionales y especialmente en los religiosos, se inclinaba por estos partidos de derecha conservadora. 

Desde entonces, hemos visto cambios fuertes en la ideología según el género, pero siempre iban en la misma dirección. Pero, con cuidado, pues aquí ya no sólo jugaría un papel el género (hay que pensar también en la edad, la cohorte o la generación). Con este matiz, por lo general se ha visto que los dos se inclinaban hacia el mismo lado. Es decir, si durante los 90 y comienzos de los 2000 hombres y mujeres se iban hacia la derecha, los dos se movían hacia la izquierda a principios de la década del 2010. Siempre con cierta diferencia entre ellos, pero en la misma dirección.

Como hemos visto, esto ya no ocurre. La ruptura es clara y cercana al 10% en los jóvenes en España. La diferencia podría parecer pequeña, pero si tenemos en cuenta que se debe exclusivamente al género resulta enorme. Para entender esta magnitud, bastaría con aplicarla a otros campos, como la brecha salarial: ¿ganar un 10% más (o menos) sólo por cuál sea tu género, independientemente del resto de variables? Suena serio.

Fenómeno Incel.


La comunidad incel, o de célibes involuntarios, se remonta a 1997. Sorprendentemente, aquí también hemos vivido un cambio total, pues fue una mujer la que inventó este concepto e inició un blog para hablar sobre ello. Alana, por entonces una estudiante de 20 años residente en Canadá, creó una página de internet (antes de que existieran Tinder, Twitter o MySpace por ejemplo) en la que los célibes involuntarios podrían compartir sus experiencias en lo que por entonces era un entorno amigable.

La página fue ganando fama sin que su creadora fuese consciente hasta pasar a ser una comunidad dominada eminentemente por hombres heterosexuales contrarios al feminismo. Hoy, podríamos considerar que entran dentro de un concepto más amplio denominado “manosfera”, que viene a ser un paraguas de comunidades de hombres con la misoginia como denominador común.

Estos hombres consideran que el feminismo ha dado armas a las mujeres en su emancipación e independencia, pero se sienten perjudicados. Aluden a estudios que señalan que en algunos casos las mujeres dan más relevancia a ciertos rasgos físicos de los hombres a la hora de tener relaciones, haciéndolas mucho más selectivas. De esta manera, habría toda una serie de hombres en la base de la pirámide que quedarían relegados al ostracismo sexual o romántico (es decir, los incels). En el medio, estarían los normies (normalitos) y en la cúspide los chads, que son los que concentran el mayor número de parejas sexuales.

Por lo tanto, los incels se sentirían sumamente reprimidos porque debido a que ahora las mujeres pueden elegir entre una mayor cantidad de parejas sexuales, ellos son rechazados sistemáticamente. En consecuencia, el fenómeno incel ha experimentado un giro violento que hizo que se les empezase a prestar atención a fin de entender las causas.

Violencia y salud mental.


Durante años se ha intentado estudiar a esta comunidad por su vinculación a la violencia y la tendencia en el pasado reciente a cometer asesinatos en masa, como el de Toronto en 2018 o el de Plymouth en 2021. A pesar de que prácticamente se ha descartado estudiarlo como un fenómeno terrorista, la violencia y radicalización del movimiento es evidente. 

Como reacción, algunos espacios que se dedicaban al incelismo en Reddit (el blog más grande y relevante del mundo) fueron censurados, como r/incels (en 2017, pero por los mismos motivos) o r/Braincels. En estos casos, la violencia y el odio circulaban de forma peligrosa.

A raíz de la relevancia de este fenómeno, muchos estudios han intentado adentrarse en estas comunidades para descifrar los perfiles que se agrupan en ellas. Gracias a estos trabajos sabemos que los incels son eminentemente occidentales (+70%), con un empleo pero que siguen viviendo en casa de sus padres. La mayoría de los estudios coinciden también en la detección de altas tasas de ansiedad y depresión entre los hombres que forman parte de estos círculos, marcando una salud mental mucho peor a la del promedio de adultos.

Traducción propia desde Whittaker et al. (2024)

Pensamiento.


En cuanto a la ideología de este movimiento o de sus integrantes, hay ciertas diferencias entre lo que podemos esperar y los resultados de las investigaciones. Habitualmente se vincula al incelismo como un movimiento intrínsecamente derechista o de ultraderecha, pero los datos muestran algo un poco distinto.

Un trabajo que se ocupó de reunir y entrevistar a más de 500 jóvenes autodenominados incels mostró que, en temas políticos, son más bien de centroizquierda. Sin embargo, con un matiz importante: los más violentos, o los que recurrirían a la violencia, se mueven más a la derecha. Este hecho es importante e invita a seguir investigando el asunto, pero no debe distorsionar la idea de que los incels y la derecha radical están estrechamente vinculados. Como veremos luego, la relación sigue existiendo y es importante.

Mercado sexual y antifeminismo.


¿Cuál podría ser una solución para estos hombres solitarios y antifeministas? Las aplicaciones de citas. Este mercado es muy diverso, teniendo desde plataformas más generales como Tinder a otras como Grinder, creada para el consumidor LGTB, o Bumble, donde son las mujeres las únicas que pueden interactuar primero.

Sin embargo, todas estas apps han demostrado ser inútiles o poco efectivas para “reequilibrar” los desajustes incels. Viendo que esta especie de nicho seguía existiendo, el empresario conservador Peter Thiel lanzó The Right Stuff, una app que busca emparejar a personas únicamente de esta ideología.

Contra la corriente “woke” del resto de aplicaciones de citas (en palabras de su creador), The Right Stuff prometía ser un espacio seguro para conservadores o, de forma más amplia, personas de derechas. Además de Thiel, que es uno de los magnates tecnológicos que apoyó a Trump, otros de los fundadores e inversores de la campaña del republicano también forman parte del proyecto, como John McEntee, Daniel Huff e Isaac Stalzer entre otros.

La aplicación funciona por invitación, de manera que solo una persona que forma parte de ella puede invitar a otra. Esta, a su vez, deberá pasar una serie de filtros para asegurarse que realmente defiende los valores conservadores. Por otro lado, las mujeres registradas cuentan con la versión “premium”, mientras que los consumidores masculinos deben pagar por ella. 

A pesar de esta estrategia que pretendía incitar a las mujeres a usar la app, durante los primeros años se hizo notoria la desproporción en el ratio hombre-mujer. Esta polémica, sumada a otras en cuanto a la línea ideológica de la app, forzaron un cambio en la marca, que hoy conocemos como Date Right Stuff. Este nombre en inglés vendría a jugar con el doble significado de right, que puede significar tanto derecha como correcto, haciendo que el nombre pueda interpretarse como “Salir con lo correcto” o “Salir con la derecha”. 

En cualquier caso, lo verdaderamente relevante es que la app es un fracaso, si bien no hay datos públicos sobre el porcentaje de éxito en el emparejamiento. Las mujeres siguen sin entrar en ella y a día de hoy su protagonismo radica más en redes como Instagram, donde rozan los dos millones de seguidores creando contenido en línea con la agenda MAGA.

Aquí es donde se ve nítidamente la relación entre los incels y la derecha: hay una agenda antifeminista en común. Antes hemos visto que los hombres incels se situarían en el centroizquierda si los agrupamos por temas. Si a este sector se le pregunta sobre impuestos, el papel de la policía o sobre la redistribución, es cierto que en promedio se encuentran en esa ideología. Sin embargo, la imagen es muy distinta si nos fijamos en el porcentaje de incels que están en contra del feminismo, que son aproximadamente el 90%.

Es por este motivo por el que, a pesar de que no sean necesariamente de derecha radical, tendemos a ver a los incels como muy cercanos a agendas de derecha radical. Antes que a favor de la redistribución, están en contra de una agenda cultural que consideran ruinosa para sus propios intereses, y actuarán y votarán en consecuencia del tema nuclear en su pensamiento. 

Podemos ver otros ejemplos de esta misma idea: hay personas de centroizquierda que votan a Junts porque se sienten más atraídos por sus proclamas pro-independencia. Se dejarían a un lado los valores conservadores sociales y económicos del partido a cambio de defender un modelo más duro de independencia. La lógica es muy similar.

The Right Stuff es, al mismo tiempo, el ejemplo perfecto de que el incelismo puede funcionar como un dogwhistle (es decir, un mensaje que parece general para la mayoría, pero que transmite un significado específico a un grupo concreto) para esta agenda reaccionaria, como un ejemplo también de que el fracaso relacional de estas personas es un tema con una solución compleja.

¿Y ahora qué?


No podemos asegurar que haya causalidad entre el aumento de los incels y la brecha de género ideológica: no hay muchos estudios que traten estos dos temas y las conclusiones a las que llegan no se atreven a tanto. Pero tampoco es que se hayan dedicado muchos esfuerzos a estudiar detenidamente esta posible relación.

No sabemos, por otro lado, qué causa qué, ¿sería el feminismo actual el que generase la repulsión en los hombres a los valores aquí representados?, ¿o son estos hombres con tendencias misóginas los que empujan al feminismo a adoptar postulados más radicales? Únicamente podemos concluir que las dos tendencias son bastante perjudiciales – la de la polarización alrededor del feminismo y la del aumento de hombres sexual y románticamente insatisfechos – y que quizá no se está poniendo el foco en ello de la manera adecuada. 

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por Jorge de Diego Hurtado

Como decía Paul Newman, graduado magna cum lager. Analista político y electoral. Comportamiento electoral, geopolítica y cine si me dejan.

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