
Alternativa por Alemania es, posiblemente, el partido alemán del que más se ha escrito a lo largo de los últimos años. Su ascenso electoral, no exento de polémicas, se ha analizado desde múltiples perspectivas y enfoques: la retórica populista del partido, los guiños al nazismo, la partición este-oeste o el cordón sanitario son solo algunos ejemplos. El resultado obtenido por los de Alice Weidel el pasado domingo es la excusa perfecta para entrar a analizar a la derecha radical alemana y su partido, que ha ganado casi uno de cada cinco votos este fin de semana electoral.
Hay que hablar también de quiénes son las personas que confían en AfD. O, de forma más precisa, estudiar cómo son y de qué partidos provienen. Porque si hay una cosa clara sobre AfD es que sigue su propia receta y no es del todo comparable al camino que han tomado otras formaciones de derecha radical en Europa, como el Rassemblement National (RN) de Marine Le Pen o Fratelli d´Italia de Giorgia Meloni.
Lo primero que llama la atención de AfD y sus votantes no es otra cosa que la geografía electoral. Es decir, la ubicación dentro del mapa de Alemania en la que existe una tendencia clara de voto hacia el partido en la zona este. Han sido la fuerza más votada en los cinco Lander del este.
Geografía
Históricamente, los mejores resultados de la AfD provienen de estas regiones de la antigua República Democrática Alemana (RDA). Esto no es nada nuevo, pero sí que es llamativo que en las mismas regiones exista una pulsión de voto alternativa (valga la redundancia): aquí la tendencia de voto se parte entre los partidos no tradicionales. AfD, pero también Die Linke o BSW, tienen en el este varios feudos electorales vitales para los partidos.
Pero además, los trasvases son muy interesantes. En esta parte de Alemania, el electorado es mucho más volátil. Esto quiere decir que los votantes cambian con mayor facilidad de partido entre elección y elección, lo cual es un arma de doble filo.
Si bien puedes verte como una formación capaz de cautivar a una parte importante del electorado, al mismo tiempo debes guardarte las espaldas y retener la mayor cantidad posible de tus propios votantes, pues sabes que son fáciles de perder. Para AfD no parece que este haya sido un problema, dado que han ganado votantes a todos los partidos, con la excepción de BSW. Con respecto a la elección de 2021, destacan los 1,8 millones de abstencionistas que se han pasado al azul.
Los temas de la elección
Una de las claves de su éxito, aunque habría que discutir en qué sentido se ha producido, es el hecho de que el tema de las elecciones es la inmigración. La mayoría de los alemanes han situado este tema como el que les genera una mayor preocupación en la actualidad. Por supuesto que un partido como AfD, con un discurso tan marcado en este asunto, es capaz de captar gran cantidad de votos a razón de su agenda política.

Sin embargo, resulta significativo que un discurso antimigratorio cale tan bien precisamente en aquellos lugares de Alemania donde la inmigración es menor. Al mismo tiempo, es probable que los atentados terroristas de los últimos meses hayan podido decantar a algunos votantes del este por AfD.
Quién vota a AfD
Entrando en el perfil demográfico del votante, la AfD juega muy bien entre los jóvenes alemanes. Gracias a la franja de entre 18 y 44 años, se ha fraguado una mejora respecto de los resultados de 2021. Además, ya en las elecciones de Landers como los de Turingia, alcanzó el 38% del voto joven. Como contraparte, entre el electorado más envejecido parece que no acaban de captar muchos votos, en gran medida por culpa de la CDU/CSU.
Aun con todo, se puede suponer que los jóvenes del este están preocupados por la migración y que por eso depositan su confianza en la AfD. Pero también es cierto que parte del éxito de la AfD nace precisamente del declive de la CDU/CSU y del SPD. Los dos partidos tradicionales de Alemania han obtenido dos de los peores resultados de su historia reciente (el peor en el caso de los socialdemócratas y el segundo peor para la Unión).

Con la correlación de fuerzas prevista y a falta del recuento final, había posibilidades de que Merz necesitase de 2 partidos, y AfD jugó sus cartas. A lo largo de la tarde electoral, con los resultados de algunas encuestas ya revelados, se ofrecieron a formar un gobierno de coalición. Si bien la respuesta de la Unión es clara, no deberíamos descartar que puedan existir apoyos esporádicos a leyes en materia de inmigración, por ejemplo.
Finalmente, si el cordón sanitario se mantiene estable y AfD no consigue penetrar de forma alguna en puesto de poder, es previsible que solo una buena gestión del país pueda evitar que en el futuro la formación de Alice Weidel siga creciendo electoralmente. Las declaraciones de Friedrich Merz sobre su preferencia por la “Coalición Kenia”, que después se vio que será una repetición de la “Gran Coalición” rojinegra, parecen ser la pista definitiva.