
Decía un amigo que el sistema electoral alemán era una suerte de aquello de Hannah Montana: Lo mejor de los dos mundos (The best both worlds). Sin embargo, el Gobierno decidió tratar de corregir su complejo sistema de voto. La clave del cambio es el uso de los dos votos y cómo puede afectar a las elecciones. Veamos qué ha cambiado y el funcionamiento actual de este elogiado sistema electoral.
Cómo funciona el sistema electoral de Alemania
Este sistema ha sido puesto como ejemplo de éxito debido a su capacidad de combinar la elección de representantes territoriales con un sistema de listas donde los partidos tengan capacidad operativa. De ahí viene la famosa idea de reunir “lo mejor de los dos mundos”, pues es al mismo tiempo un sistema proporcional (propio de países como Francia o España) y un sistema mayoritario (clásico en EE. UU o Reino Unido).
¿Cómo se consigue esto? Con un sistema de dos votos: el primero se dirige a un candidato que representa a un partido o puede ser independiente. El candidato que obtiene más votos en ese distrito se lleva la representación directa, habiendo un total de 299. El segundo voto va a una lista electoral cerrada de ese Lander, donde se vota directamente a un partido político. En este caso, se usa un sistema de fórmula proporcional donde se reparten los escaños según los porcentajes de voto obtenidos. Realmente, este es el voto importante porque, como veremos más adelante, es el que determinará el peso que van a tener los partidos en el Bundestag.
Además del doble voto, hay una barrera electoral legal. Este mecanismo, básicamente, elimina a los partidos que no llegan al mínimo de un 5% de los votos a nivel federal. De esta forma, el Parlamento evita una fragmentación excesiva, permitiéndose que las coaliciones nazcan una manera más sencilla.
Aunque en el caso alemán hay una excepción que ha causado polémica: si se obtienen 3 mandatos directos, que son aquellos que quedan primeros en esos 299 distritos del primer voto, no hace falta llegar al 5% a nivel nacional.
Die Linke, por ejemplo, ha logrado entrar en el Bundestag gracias a esta excepción y por ello fue uno de los partidos que reclamó la inconstitucionalidad del proyecto de reforma electoral del SPD, porque precisamente no incluía esta especie de cláusula. Finalmente, se le dio la razón a Die Linke y la cláusula seguirá vigente al menos para las elecciones de 2025.
Volviendo a los votos, la situación actual deja una pequeña incongruencia a la hora del recuento. Para entenderlo mejor, vamos a partir de un ejemplo. Supongamos que en Sajonia el SPD gana en 3 distritos del mandato uninominal (los del primer voto, que van a un candidato en concreto), pero los resultados en porcentaje del segundo voto dentro del Lander son malos.
En el caso de que, por ejemplo, según el segundo voto al SPD le correspondan tan sólo 2 diputados por Sajonia, uno de los 3 diputados que ha ganado en su distrito (el que menor % haya obtenido) se quedaría fuera a pesar de haber ganado su elección. Por otro lado, si otro partido como BSW ha ganado 2 mandatos directos en el mismo Lander de Sajonia pero no llega al 5% a nivel federal ni gana otro mandato directo, también esos dos candidatos perderían su puesto.
En este contexto, seguramente haya otro partido que se beneficie de esta “pérdida” de escaños. Supongamos una vez más que se trata de la CDU, que además de ganar 8 distritos uninominales, ha sumado muchos votos del segundo tipo y por el reparto le tocarían hasta 10 diputados por Sajonia. Siendo este el caso, a los 8 candidatos elegidos de forma individual se le sumarían 2 de la lista que pone el partido para cada Lander, de tal manera que siempre se pueden “rellenar” los huecos.
Entonces, como vemos con el ejemplo, parece que el voto más determinante es el segundo, mientras que el primero sirve para mostrar una preferencia por un candidato en cuestión. Con el sistema actual, este segundo voto es el que indicará realmente cómo quedarán colocados los partidos en el Parlamento.
¿Por qué se hizo la reforma?
Sabiendo ya cómo se vota, queda una pregunta clave ¿por qué se ha cambiado un sistema al que se le dedicaban tantos elogios? Principalmente, hay una razón de peso, y nunca mejor dicho.
El Bundestag, hasta hoy, debido a los mandatos compensatorios, tiene 736 miembros, siendo el parlamento (democrático) más grande del mundo. En este contexto, la coalición semáforo impulsó una reforma para intentar reducir el tamaño de la cámara. Los argumentos detrás de ello serían intentar ahorrar recursos, sabiendo que por lo general la opinión alemana es favorable a reducir el gasto político. ¿Y qué hacía que el Parlamento alemán creciese elección tras elección? Pues un mecanismo que él mismo introduce.
Para corregir los problemas de desproporcionalidad que pudiesen existir, se ampliaba el tamaño del parlamento para que el % de votos por lista correspondiese al % de escaños obtenidos en el Parlamento. Estos asientos, que reciben el nombre de escaños compensatorios, trataban de equilibrar el premio que suponía que un partido ganase mandatos a través del primer tipo de voto porque los partidos obtenían más escaños con menos votos.
Pero, como sabemos, los escaños compensatorios fueron eliminados con el objetivo de reducir el tamaño de la cámara. Ahora cada partido perderá parlamentarios obtenidos en primer voto hasta tener su proporción de parlamentarios en relación con el porcentaje en segundo voto en el Lander. De esta manera, se ha limitado el tamaño de la cámara a un máximo de 630 diputados, buscando también optimizar un poco la actividad parlamentaria y paliar los elevados costes políticos e institucionales que conllevaba un parlamento tan amplio.
Estos cambios influirán especialmente en el plano psicológico, haciendo que quizá hay más consonancia entre el partido elegido en el segundo voto y el primero. Además de eso, también puede generar más motivos para pensar en aplicar el voto útil y perjudicar en última instancia a los partidos más pequeños que se juegan entrar al Bundestag.