
El reciente anuncio del gobierno húngaro sobre su intención abandona la Corte Penal Internacional (CPI) ha generado un intenso debate en la comunidad global. Esta decisión se produjo en el contexto de la visita del primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, a Budapest. El evento ha sido interpretado por muchos como una respuesta directa a la orden de arresto emitida por la CPI contra el líder israelí por presuntos crímenes de guerra en Gaza. Pero, ¿qué es la Corte Internacional de Justicia? ¿Por qué Hungría ha decidido abandonarla? ¿Qué consecuencias tendrá esto?
La Corte Penal Internacional y el proceso de retirada
La CPI, establecida en 2002 y con sede en La Haya, es el primer tribunal penal internacional permanente, encargado de investigar y juzgar a individuos acusados de cometer crímenes de genocidio, de guerra, de lesa humanidad y de agresión. Esta corte funciona como último recurso para juzgar delitos que las naciones no pueden o no quieren juzgar dentro de sus territorios. Su creación se formalizó mediante el Estatuto de Roma, un tratado ratificado por 124 países, incluyendo Hungría.

Hasta la retirada de Hungría, la corte contaba con 125 miembros, después de la incorporación de Ucrania en enero de 2025. Sin embargo, es importante destacar la ausencia de potencias mundiales en la CPI. Países como Estados Unidos, China o Rusia no son miembros de la corte. Estas ausencias, desde su creación, han provocado críticas sobre la efectividad que posee este órgano judicial. Sin embargo, incluso a pesar de estas críticas, muy pocos estados se han planteado abandonar la CPI.
El proceso para que un Estado miembro se retire de la CPI está desarrollado en el artículo 127 del Estatuto de Roma. Según este precepto, un Estado debe notificar su intención de retirarse al Secretario General de las Naciones Unidas. La retirada se hace efectiva un año después de la recepción de dicha notificación. Es importante destacar que, incluso después de su retirada, el Estado sigue obligado a cooperar con la Corte en cualquier procedimiento iniciado antes de que su retirada sea efectiva.
La decisión tomada por el gobierno de Hungría no es la primera en el mundo, aunque sí se convertirá en el primer país europeo que abandona la corte, además de que se convertirá en el único país de la Unión Europea que no es miembro. Esta misma decisión la tomaron los gobiernos de Burundi y Filipinas, en 2017 y 2019, respectivamente. En el segundo caso, la salida se motivó después de que la CPI continuara investigando al por entonces presidente, Rodrigo Duterte, acusado de asesinato en su “guerra contra las drogas”.
¿Por qué Hungría ha decidido retirarse de la Corte Penal Internacional?
La decisión del gobierno húngaro de retirarse de la CPI no ha sido una decisión aleatoria, sino que responde a una serie de motivaciones estratégicas, ideológicas y coyunturales. El detonante más evidente ha sido la reciente orden de arresto emitida por la CPI contra el primer ministro israelí, Benjamín Netanyahu, por presuntos crímenes de guerra cometidos en Gaza. Esta orden generó una reacción inmediata del gobierno de Viktor Orbán, que calificó la medida como “inaceptable” y “políticamente sesgada”.
Orbán ha cultivado durante años una imagen de líder nacionalista y soberanista, crítico con las instituciones internacionales que, a su juicio, interfieren en los asuntos internos de los Estados. En ese contexto, la CPI representa, según el discurso oficial húngaro, un órgano que actúa selectivamente, favoreciendo ciertos intereses geopolíticos y castigando a determinados países o líderes por razones ideológicas más que jurídicas.
Además, la visita de Netanyahu a Budapest pocos días después de conocerse la orden de arresto, recibido con honores y sin restricciones legales, reforzó la narrativa del gobierno húngaro: rechazar la autoridad de la CPI es una forma de demostrar autonomía frente a decisiones que considera injustas o motivadas políticamente.
Hungría también podría estar buscando fortalecer alianzas internacionales alternativas, como Israel o ciertos gobiernos no alineados con la CPI, lo que podría explicar la sincronía entre la retirada y el respaldo explícito a Netanyahu. En definitiva, esta salida parece responder más a una estrategia geopolítica que a una diferencia puntual con el tribunal.
Posibles consecuencias de la retirada de Hungría
La retirada de Hungría de la CPI podría tener varias implicaciones a nivel internacional:
- Relaciones con la Unión Europea (UE): como miembro de la UE, la decisión de Hungría podría generar tensiones con otros Estados miembros que apoyan firmemente a la CPI y sus objetivos. La UE ha sido una defensora clave de la CPI, y la retirada de Hungría podría interpretarse como un alejamiento de los valores y compromisos compartidos dentro del bloque. Además, medidas polémicas como la prohibición de la marcha LGTBIQA+ y el voto en contra de las medidas frente a los aranceles estadounidenses ha hecho que muchos partidos planteen la suspensión de los derechos de membresía de Hungría de la UE. En España, Yolanda Díaz, líder de Sumar, ha pedido que se active el artículo 7 del Tratado de la UE.
- Precedente para otros Estados: la decisión de Hungría podría sentar un precedente para que otros países reconsideren su membresía en la CPI, especialmente aquellos que han expresado críticas similares hacia el tribunal. Esto podría debilitar aún más la autoridad y eficacia de la CPI en el largo plazo. El caso más claro es Israel, y es que, tras las órdenes de arresto a líderes israelíes, entre los que se encuentran Netanyahu, este mismo se mostró en contra de la decisión y del papel de la CPI. Otro de los países que ha tensado su relación con la corte es Nicaragua, y es que, el régimen de Daniel Ortega se lleva mostrando desde hace tiempo reacio a cualquier institución internacional. Sin embargo, ninguno de los países ha anunciado ninguna intención de retirarse de la CPI.
- Percepción internacional: la retirada puede afectar la imagen de Hungría en la comunidad internacional, proyectándola como un Estado que no respalda plenamente los mecanismos de justicia internacional y la rendición de cuentas por crímenes graves.
La decisión de Hungría de retirarse de la Corte Penal Internacional marca un precedente en la historia de la justicia internacional. Si bien el gobierno húngaro justifica su decisión como una defensa de la soberanía nacional y una respuesta a lo que considera una politización de la justicia, las consecuencias podrían ir mucho más allá del gesto simbólico. En un contexto global donde el equilibrio entre justicia y geopolítica es cada vez más frágil, queda por preguntarse: ¿será esta decisión el inicio de una deslegitimación más amplia del sistema judicial internacional, o un caso aislado en la deriva nacionalista de un solo gobierno?