
El pasado domingo, la provincia de Buenos Aires renovó una parte de su cuerpo político, concretamente 46 bancas de diputados y 23 de senadores provinciales, además de concejales y consejeros escolares. Aunque no lo parecía a primera vista, estos comicios fueron considerados como la primera gran prueba electoral desde la asunción presidencial de Javier Milei en 2023.
La votación, que concentra a más de 14 millones de electores y que se organiza por secciones electorales, ofreció un resultado contundente: el peronismo (bajo la lista Fuerza Patria) se impuso con una ventaja notable sobre La Libertad Avanza, el espacio del presidente, en lo que las principales crónicas calificaron como un revés pronunciado para el oficialismo.
Análisis de los resultados
El escrutinio provisorio, con más del 98% de las mesas en los principales conteos, ubicó a Fuerza Patria en torno al 47,3% frente a un 33,7% para La Libertad Avanza, una brecha que ronda los 13 puntos y que se tradujo en victorias del peronismo en seis de las ocho secciones electorales y en la mayoría de los municipios bonaerenses. El mapa electoral mostró un dominio territorial claro: el peronismo ganó en la mayor parte de los distritos y, por ejemplo, se impuso en cerca de 99 de los 135 municipios, según recuentos periodísticos y mapas seccionales.
La magnitud del resultado excede lo numérico: se ha interpretado como la primera gran derrota política de Milei desde que llegó a la Casa Rosada. Medios internacionales y locales describieron la caída como “contundente” o “aplastante”, y subrayaron que el traspié ocurre en la provincia más poblada y políticamente relevante del país.
Votaciones de este tipo no solo redistribuyen escaños, sino que alteran expectativas: los mercados reaccionaron con nerviosismo, con una caída de activos argentinos y un aumento en la volatilidad. Algunos analistas financieros han señalado que la derrota pone en duda la viabilidad política de reformas económicas profundas sin una base legislativa más amplia.
En el búnker oficial, el presidente Milei reconoció el resultado y convocó reuniones con su gabinete para evaluar el rumbo. La lectura inmediata desde el oficialismo fue de corrección de estrategia, mientras que la oposición lo interpretó como una “ratificación” de su capacidad para disputar y ganar espacios de poder, incluso frente a una presidencia que había capitalizado un fuerte voto de protesta en 2023.
¿A qué se debe la derrota?
La explicación del mal resultado se debe a varias razones. Analistas y editoriales destacan al menos cuatro ejes que, combinados, explican la caída de La Libertad Avanza en la provincia:
En primer lugar, es importante hablar del costo político de las políticas económicas y la volatilidad. La gestión económica de Milei acumuló en meses recientes medidas y anuncios que, aun cuando buscaban satisfacer a segmentos promercado, generaron reacciones mixtas en la ciudadanía: inflación persistente, movimientos bruscos en el tipo de cambio y episodios de tensión en los mercados financieros. La fuerte reacción bursátil y en bonos posteriores a los comicios reflejó una percepción de mayor riesgo político y menor estabilidad para el programa oficialista, algo que a su vez impacta en el ánimo del votante sensible al bolsillo.
El segundo de estos factores sería la capacidad territorial y la organización del peronismo. La provincia de Buenos Aires es el ejemplo clásico de una elección que se gana en el terreno: intendentes, estructuras partidarias y sindicatos movilizaron votantes de forma coordinada. El peronismo logró concatenar el aparato territorial con una narrativa que presentó al oficialismo como desordenado o incapaz de gestionar problemas cotidianos. Ese mensaje caló en sectores medios y populares que, en la última elección nacional, habían castigado al statu quo, pero que ahora buscaron equilibrio o contención. Las cifras por municipio y sección muestran la eficacia del armado local.
En tercer lugar, el desgaste político y las expectativas incumplidas juegan un papel imprescindible en la derrota de Milei. Parte del voto que llevó a Milei al poder impulsó una expectativa de cambios rápidos y radicales. En contextos de ajuste o “shock” económico, la sociedad suele castigar a gobiernos que generan incertidumbre sin resultados tangibles en plazos cortos. Analistas políticos subrayan que la combinación entre promesas disruptivas y costos visibles (subidas de precios, ajustes en servicios, recortes percibidos) pueden haber acelerado la erosión del respaldo social.
Por último, es necesario hablar de la estrategia comunicacional y los errores de campaña. El oficialismo no consiguió traducir su fuerza discursiva a nivel nacional a una campaña provincial con referentes locales fuertes y consensos amplios. Además, la polarización intensa y la circulación de incidentes y declaraciones polémicas en la escena pública habrían diluido los apoyos moderados que suelen definir comicios legislativos. Observadores señalan que la fragmentación de aliados y la falta de alianzas con dirigentes provinciales fueron un factor clave.
Estos elementos actúan simultáneamente y adquieren distinto peso según la zona: en el Conurbano, por ejemplo, la movilización peronista y la sensibilidad a la economía doméstica pesan más; en la Primera Sección, la disputa por el voto medio y la imagen de gobernabilidad fueron decisivas.
¿Qué nos espera en un futuro?
La derrota de La Libertad Avanza en la provincia de Buenos Aires es más que una merma porcentual: es una prueba provincial que expone límites políticos al gobierno y obliga a una redefinición de estrategia antes de nuevos comicios. Más allá de quién controle los escaños, el mensaje del electorado bonaerense pone en tela de juicio la capacidad del oficialismo para sostener reformas profundas, sin mayor consenso político y sin amortiguar costos sociales y macroeconómicos palpables.
Para Milei, la lectura inmediata será estructural: corregir rumbo, recomponer alianzas territoriales y ofrecer señales de estabilidad para evitar que la derrota bonaerense se traduzca en un frenazo más amplio de su proyecto de gobierno.