Introducción

África es el continente más pobre de todos. A pesar de ser el segundo más poblado y contar con algunas de las reservas de recursos naturales más importantes del planeta, el continente concentra el 33% de la población más pobre del mundo y es responsable solamente del 1.6% del PIB mundial. 

¿Por qué África es pobre? Como es habitual, las grandes preguntas tienen respuestas complejas, muchas veces apuntando a cientos de razones de diversa índole. Las constantes guerras, el pasado colonial, la economía informal, un sistema educativo débil… la lista es interminable y, de hecho, parece crear un círculo vicioso: algunas de estas razones influyen en las otras y así sucesivamente, creando una trampa de pobreza. 

Sin embargo, en este artículo nos vamos a centrar en otro tipo de argumentos mucho más complejos y llamativos. Desde hace tiempo, dentro de la historia económica ha surgido una corriente de pensamiento conocida como “determinismo estructural”. Según esta perspectiva, la pobreza actual de África no solo se explica por decisiones humanas (como la colonización), sino que hay también factores naturales. En otras palabras, hay condiciones ecológicas, geográficas y climáticas que han condicionado las posibilidades de desarrollo de África prácticamente desde el comienzo de la humanidad

Geografía y clima

Uno de los argumentos más fuertes a la hora de explicar el desarrollo desigual entre continentes lo encontramos en Guns, Germs and Steel (Armas, gérmenes y acero en español), del geógrafo Jared Diamond. Aunque pueda parecer extraño, el autor apunta a la orientación de los continentes como una cuestión vital.

A lo que nos referimos es que Eurasia disfruta de una distribución horizontal (es más largo de este a oeste que de norte a sur), mientras que África o América tienen una extensión más vertical (de norte a sur principalmente). Según el autor, los ejes geográficos nos permiten explicar por qué Eurasia ha sido el territorio en el que grandes imperios han tenido lugar, mientras que África ha estado a la cola del desarrollo.

¿Por qué es esto importante? Tener una distribución horizontal significa poseer muchas regiones situadas en la misma latitud, mientras que contar con un eje vertical significa que tenemos un continente atravesado por zonas de clima muy distinto (zonas templadas, desérticas, tropicales…). Diamond argumenta que Eurasia, al contar con distintas regiones pero con climas similares, partía con una gran ventaja frente a África o América. 

Aquí partiríamos de la base de que el desarrollo económico depende especialmente de la capacidad de difundir conocimiento y tecnología. De esta forma, una vez una comunidad descubre, por ejemplo, cómo cultivar un cereal, ese conocimiento pasará rápidamente a las regiones vecinas. La difusión permite que más y más comunidades empleen la misma tecnología, acelerando el progreso, reduciendo costes y estimulando la innovación. 

La divulgación de conocimiento era mucho más sencilla en un continente horizontal como Eurasia. Dado que todo el territorio cuenta con un clima similar, también encontramos temperaturas y suelos comparables. El resultado es que un cultivo o un animal puede vivir prácticamente igual en cualquier punto de Eurasia. En cambio, en un continente vertical como África la cuestión es mucho más complicada, pues un avance agrícola ocurrido en Etiopía puede no funcionar en el Congo. 

En pocas palabras, la distribución territorial incentivaba o limitaba la innovación, especialmente en el campo de la agricultura. Aunque pueda parecer simplista, el desarrollo agrícola es el responsable principal de la creación de los Estados, siendo el primer paso en el crecimiento económico. La agricultura (frente a una economía nómada y basada en la recolección) permite un excedente de alimento, pues produce más de lo que una familia/comunidad necesita para sobrevivir un día.

Cuando una comunidad consigue producir más de lo que es necesario para vivir, puede comenzar a alimentar a personas que ya no necesitan trabajar en el campo. De esta forma se consigue la profesionalización laboral, pues una parte de los miembros podrán dedicarse a la artesanía, a la defensa militar o a la burocracia. Este es el origen de las ciudades, los impuestos o los mercados.

Animales y enfermedades

Al igual que la agricultura, la ganadería es la otra responsable de los primeros pasos hacia la creación de los Estados. Una vez las civilizaciones comienzan a desarrollarse, un gran paso para mantener este impulso es la domesticación de los animales, especialmente de mamíferos más grandes. Estos animales no solo permiten obtener alimento, sino que también ayudan en el transporte, en la producción agrícola o incluso para la guerra.

Diamond identifica catorce especies grandes y fácilmente domesticables, de las cuales trece se encuentran en Eurasia. Peor todavía, solo una de estas especies se puede encontrar fuera del continente formado por Europa y Asia: la llama y la alpaca (ambas son de la misma especie), que se encuentran en América del Sur. El autor apunta a que Europa, frente a África y América, también tuvo suerte, pues se encontró con la mayoría de las especies capaces de ser domesticadas. 

¿Pero, por qué es fácil domesticar a un caballo, pero no a una cebra o a un elefante? Para ello deberíamos abordar en profundidad el principio de Karenina, popularizado también por Diamond. En pocas palabras, este nos dice que para que una especie pueda ser domesticada deben cumplirse muchas condiciones a la vez (y, a la mínima que una falle, ya no será posible), como que dicho animal tenga una dieta fácil de proveer, poca tendencia al pánico o con una estructura social jerárquica.

Por ejemplo, un elefante no es un buen animal a domesticar porque su tasa de crecimiento (otra de las condiciones) es demasiado baja: el elefante es un animal fuerte, pero crece de forma muy lenta (12 años hasta llegar a la edad adulta), por lo que su crianza no compensa en términos económicos, de esfuerzo y tiempo. 

Por si fuera poco, y volviendo al tema del clima, África ha estado históricamente expuesta a un mayor número de enfermedades, muchas de ellas favorecidas por sus condiciones tropicales, afectando tanto a animales como a humanos. Respecto a los primeros, un caso destacable es el de la mosca tse-tsé, presente únicamente en África y que afecta a los animales. Esta hizo inviable la crianza de animales vitales para el desarrollo agrícola, como los bueyes o burros. Sin estos animales de carga, el continente ha enfrentado una agricultura mucho menos productiva, además de que el coste del transporte era mucho más alto. 

La población

Finalmente, y vinculado a los puntos anteriores, tenemos que estudiar la densidad poblacional. Nos referimos a una medida que indica cuántas personas viven por kilómetro cuadrado, pues no sólo importa cuánta gente vive en un país, sino además cómo están distribuidos a lo largo de este. Un continente con una densidad poblacional alta suele indicar que muchas personas viven cerca de sí, mientras que baja densidad significa que la población está muy dispersa.

¿Por qué es importante la densidad poblacional? Este es otro elemento vital a la hora de hablar del desarrollo económico, pues permite la creación de las ciudades. Cuando hay alta densidad poblacional, sabemos que implica mucha gente en un lugar, lo cual permite mayor especialización laboral, mayor capacidad de recaudar impuestos o de crear instituciones comunes. Además, hasta los servicios públicos son más eficientes, pues son más accesibles. En cambio, en territorios de baja densidad todo se vuelve ineficiente, pues es mucho más costoso crear comunicaciones y organizarse políticamente.

Como ya te estarás imaginando, África también tiene una desventaja en este caso. Hablamos de un continente que históricamente ha sufrido baja densidad poblaciones, debido a factores estructurales que ya hemos ido mencionando (y que ahora, por fin, podemos comprender por qué son tan importantes). La baja productividad agrícola frenó la capacidad de alimentar a grandes poblaciones, por lo que era preferible vivir en pequeñas comunidades, que además se enfrentaban a más y peores enfermedades. Volviendo a la geografía, África está marcada por muchísimas más barreras naturales, desde desiertos a selvas, lo que aislaba a las comunidades y no permitía la integración territorial.

Todo esto provocó que las unidades políticas en África fueran pequeñas. Frente a Estados o incluso imperios, en África predominaban organizaciones locales y descentralizadas (consejos de ancianos, jefaturas…), que eran las adecuadas para gestionar pequeñas comunidades. Sin embargo, al ser tan pequeñas, eran también muy simples, prácticamente incapaces de recaudar impuestos, crear ejércitos o construir infraestructuras públicas, lo que a (muy) largo plazo determinaba el futuro de los países y continentes. 

Conclusión

Como ya se ha indicado al principio del artículo, explicar la pobreza en África apuntando a una sola causa es imposible. Por otro lado, tampoco es posible quedarse únicamente con los argumentos deterministas, pues pecaremos, justamente, de determinismo. Estas condiciones climáticas y geográficas han provocado que ya desde su origen África tuviera que enfrentar una carrera con más obstáculos, pero esto no quiere decir que su destino esté sellado. Al menos, sí nos permite comprender que el punto de partida no ha sido el mismo, aunque luego otros elementos, como el colonialismo o el esclavismo, han acabado por remarcar las diferencias.

Autor

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por Yago Jiménez Bean

Politólogo y jurista. Actualmente, realizando un Máster en Ciencias Sociales por la Universidad Carlos III de Madrid. Interesado especialmente en la competencia partidista y el comportamiento político, pero con café para mucho más.

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